Cuando te planteas tu futuro como investigadora piensas en lo privilegiada que puedes llegar a ser por poder dedicarte a un ámbito que te apasiona y ser consciente de la gran suerte de poder decir que tu trabajo te gusta y te ilusiona. Esto siempre fue una prioridad para mí a la hora de elegir una profesión pero jamás pensé que el precio sería tan alto.
Mi generación creció bajo la cantinela de que si te esforzabas, estudiabas y trabajabas tendrías una cierta recompensa, quizá traducida en una estabilidad laboral. A la vista de la situación de los investigadores/as esto parece que no ha sido así. No solo no tenemos estabilidad sino que en la mayoría de las ocasiones mientras que investigamos, impartimos clases, participamos en proyectos, publicamos, asistimos a congresos y un larguísimo etcétera propio de nuestro día a día, eso sí con contratos temporales y precarios, tenemos que estar preparando papeles para solucionarnos los siguientes 6 meses de trabajo.
La investigación en este país tiene que dejar de ser sinónimo de precariedad y/o exilio. No podemos seguir contruyendo una sociedad en la que toda la inversión en nuestra educación como investigadores sale de estas fronteras ante la desesperación de varias generaciones que asiten atónitas al desmantelamiento de las universidades y los centros de investigación. Y en este punto, no valen buscar culpables por afinidad “política”, aunque unos los sean más que otros, ya que aquí somos responsables todos, por hacer o por dejar hacer.
Esta universidad como todas necesita muchos cambios y muchas reformas que deben hacerse al margen de criterios económicos y de lo que es o no rentable. Es imprescindible que las universidades recuperen el espacio que jamás debieron dejar que es el de generar pensamiento crítico, generar una conciencia cívica y donde se recuperen los valores valores del conocimiento y el aprendizaje.
Solo así se saldrá de esta profunda crisis que no es sólo económica y que se está aprovechando para desmantelar la educación pública. Aún estamos a tiempo de recuperar el rumbo en lo que a investigación y educación se refiere.
Giselle García Hípola
Investigadora postdoctoral de la Junta de Andalucía en el Departamento de Ciencia Política y de la Administración.