De la universidad de las personas a la universidad del futuro, por José M. Heredia Jiménez

Recuerdo, hace ya cuatro años, las palabras de nuestra rectora, que por aquellos días era candidata, diciendo que creía en la universidad de las personas (y no del ladrillo). Desde el campus de Ceuta, del cual formo parte del claustro del profesorado, no sólo hemos visto cumplido dicho argumento, que se ha materializado, entre muchas otras, en dos importantes acciones, desde mi humilde punto de vista.

Una de ellas, a nivel general de universidad, ha sido la progresiva reducción de las listas de acreditados a titulares y catedráticos, que ha permitido la estabilización del profesorado de Ceuta y el crecimiento de la categoría profesional en nuestro campus. Algo que tiene gran relevancia, ya que no sólo mejora el estatus del profesorado del campus de Ceuta, sino que permite poder acceder a proyectos y otras ayudas donde la categoría del profesorado que los solicita tiene su relevancia.

La segunda acción, en referencia a la universidad de las personas, y esta sí ha sido específica para los campus de Ceuta y Melilla, se materializó en la demandada, desde antaño, normativa de traslados entre centros. Esto ha permitido a los compañeros de los campus de ultramar poder moverse entre sedes, mejorando, en muchos casos, la conciliación laboral y familiar.

Pero Pilar Aranda es mucho más que la universidad de las personas, en estos cuatro años, en lo que al campus de Ceuta se refiere, ha impulsado el proyecto del laboratorio multidisciplinar que permitirá a nuestro campus plena autonomía y desarrollo en investigación, algo de lo que se carecía hasta la fecha, y que suponía, para el profesorado joven de nuevo ingreso en nuestro campus, tener docencia en Ceuta, pero investigación en Granada.

Además, hemos seguido creciendo como campus con la aprobación del máster oficial en Innovación y Mejora en Atención a la Diversidad, que permitirá al alumnado de nuestro centro poder cerrar el círculo formativo con estudios de posgrado, sin tener que desplazarse a la península, con el subsecuente gasto económico familiar que ello supone.

Aunque para el lector, y más viendo las dimensiones de nuestra querida universidad, que sigue creciendo en los rankings más prestigiosos a nivel nacional e internacional, estas actuaciones parezcan unos simples y pequeños granos de arena, para un campus como el de Ceuta, se han sembrado grandes proyectos que estoy seguro darán sus frutos más temprano que tarde.

En cuanto a mi visión futura sobre el campus de Ceuta, a medio plazo, debemos seguir creciendo, como campus, y no como dos facultades independientes. Por otro lado, debemos seguir mejorando las relaciones y colaboraciones con los diferentes agentes locales, tanto públicos como privados, sin perder la identidad que nos caracteriza y manteniendo el “sello UGR” que tanto se valora en Ceuta, y me consta, que también en Melilla.

Este crecimiento debe focalizarse en acciones concretas de investigación, transferencia e innovación/empresa entre UGR y Ceuta, pues considero que, en docencia, la presencia de nuestra universidad en ambas ciudades norteafricanas está muy asentada y por ello, debemos crecer y explorar otros ámbitos y actuaciones que se llevan a cabo desde la universidad. Aún así, la implantación de dobles grados y titulaciones con nota de corte alta en la península son garantía de éxito en ambas ciudades por el transito de estudiantado que conlleva. Además, de forma paralela, debemos abrirnos a nuestro entorno próximo, como es el campo de Gibraltar y las ciudades marroquíes colindantes.

Por otro lado, y más a corto plazo, el crear un programa tipo “visiting intercampus” entre las sedes de nuestra universidad, permitiría mejorar las sinergias y colaboraciones entre los docentes e investigadores de las sedes, pues en Granada, para muchos, seguimos siendo desconocidos. Esta actuación podría crear lazos y trasiego de investigadores jóvenes a nuestras sedes, reteniendo el talento y no exportándolo a otras universidades. Además, este programa mejoraría las relaciones con nuestra ciudad hermana, con la que confluimos en titulaciones, y que seria posible con las mejoradas comunicaciones entre Ceuta y Melilla. Y dadas las dimensiones de ambas sedes, podrían ponerse en marcha, de forma pionera y a modo piloto, todas aquellas acciones innovadoras que, una vez evaluados los resultados, podrían transferirse, a posteriori, a la sede central de Granada.

Estoy seguro de que estas ideas y muchas otras tienen cabida y se verán materializadas en el programa de nuestra rectora en los próximos cuatro años, que estando a la cabeza de la institución nazarí, siempre tiene la mirada en sus queridas sedes de ultramar de nuestra institución.

José María Heredia Jiménez

Profesor Titular. Departamento de Educación Física y Deportiva

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