La Universidad como referente de formación integral, abierta al talento y a la sociedad e impulsora de la investigación interdisciplinar en Ciencias Biomédicas, por Juan Antonio Marchal Corrales
Sirvan estas líneas de reflexión personal acerca de mi visión sobre cuál debe ser el camino a recorrer por la Universidad de Granada en los próximos años. Ante todo quiero afirmar que en el momento actual se dan unas condiciones más que favorables para afrontar el futuro con un gran optimismo.
Y como no puede ser de otra forma, me centraré en el ámbito que más conozco y al que he dedicado toda mi vida profesional, que es en el campo de la Medicina.
En primer lugar, quiero dedicar unas líneas al cambio paradigmático que se está produciendo tanto en la Medicina como en el conjunto de las titulaciones de Ciencias de la Salud gracias a la incorporación de nuevos avances y conocimientos basados en la participación de otras áreas del saber, a priori distantes de la medicina, tales como la ingeniería, la robótica, las TICs, la nanotecnología, la física o las matemáticas aplicadas.
Este proceso dinámico de interrelación entre múltiples ramas científicas está permitiendo integrar metodologías y conocimientos para generar respuestas a problemas médicos de forma más rápida, global y precisa. Dicha interdisciplinariedad está facilitando el tránsito de la medicina de imprecisión, basada en buscar soluciones generalistas, a la medicina personalizada. Seguramente en los próximos años llegaremos a hablar, si cabe, de la medicina de alta definición, es decir, la evaluación dinámica, el manejo y la comprensión de la salud de una persona medida en sus unidades más básicas (Torkamani A, et al. Cell 2017;170(5):828-843). La nueva aproximación se nutre de los avances en la secuenciación del ADN, en las imágenes médicas avanzadas y digitalizadas, en las tecnologías “ómicas” (epigenómica, metaobolómica, microbiómica o la radiómica), la edición génica, la reprogramación celular, la terapia génica, la terapia celular y la ingeniería de tejidos, la ingeniería biomédica y las tecnologías de la información, especialmente la inteligencia artificial (IA). Basten algunos ejemplos prácticos para ilustrar esta nueva aproximación, tales como la cirugía remota en tiempo real que se hace posible gracias a la velocidad del 5G. De hecho, ha sido puesta en marcha recientemente en el Hospital Clínic de Barcelona con el primer quirófano que permite teledirigir en tiempo real las intervenciones de otros cirujanos con menos formación o experiencia que se conectan desde quirófanos a miles de kilómetros de distancia. También encontramos innovaciones como las aplicaciones móviles de reconocimiento facial, utilizadas bien para diagnosticar enfermedades raras (ej: Face2Gene app), bien para fotografiar manchas y lunares de la piel y asignarle un nivel de peligro bajo, medio o elevado en el riesgo de melanoma (EJ: SkinVision). Paralelamente se está produciendo un desarrollo de dispositivos médicos “wearables” y sensores biológicos, muy útiles a la hora de capturar señales fisiológicas y detectar anomalías, lo cual permite que las personas tengan un control médico continuo. Asimismo, hoy es posible realizar la bioimpresión de órganos 3D, tales como la oreja o miniriñones funcionales, y se ha descubierto un fármaco que bloquea la infectividad del virus del Ébola mediante herramientas de Deep learning e IA.
Todos estos avances y desarrollos, que ya se encuentran entre nosotros y que serán pieza fundamental del desarrollo y avance de la medicina en los próximos años, precisan de cambios en los planes de estudios que introduzcan estas materias. Del mismo modo, es necesario cambiar la concepción y la manera de enseñar en nuestras facultades de Ciencias de la Salud, ya que estas tecnologías se integrarán en el flujo del trabajo clínico diario. Esto también lleva a reflexionar acerca de la necesidad de incluir en la UGR nuevas titulaciones de grado o másteres interuniversitarios en ingeniería biomédica, en nanotecnología y nanomedicina o en bioinformática médica.
Sin embargo, no todo el futuro depende de la tecnificación de la medicina, sino que aún debe quedar patente un pilar básico que debe primar como eje vertebrador de esa formación integral de nuestros alumnos: la humanización y la adquisición de espíritu crítico ante estos cambios de la medicina del futuro próximo.
Como decía anteriormente, estamos en un momento favorable que permita realizar una adaptación rápida a los retos que la medicina nos presenta en la segunda década del siglo XXI. Gracias a la apuesta del equipo de gobierno, con Pilar Aranda a su cabeza, por la creación de Unidades de Excelencia multi y transdiciplinares, o la creación de nuevos Institutos Universitarios de ámbito andaluz. Además, es importante que en los próximos años se siga apoyando e impulsando de forma activa la apertura al talento con la incorporación de nuevo conocimiento y de personal con formación amplia y transversal que proponga ideas nuevas y desarrolle esta investigación en la frontera del conocimiento aplicada a la Salud.
Finalmente, poner en valor la apuesta por una Universidad humanizadora, en contacto con el entorno social y sensible a las demandas de la sociedad., que sea capaz de concienciar a la población de la importancia que la inversión en generación de conocimiento científico tiene para dar respuesta a las demandas en el ámbito de la salud y en la generación de riqueza. Para ello, es necesario consolidar el programa de proyección social, patrocinio y mecenazgo de la UGR que, como en el caso del que escribe, a través de la “Cátedra Dres. Galera y Requena de Investigación en Células Madre cancerígenas”, está permitiendo una interrelación bidireccional a través de campañas de divulgación de la importancia de hábitos de vida saludables en la prevención del cáncer y recibir un retorno amplificado solidario por parte de ciudadanos activistas de la solidaridad. Termino con una frase de la pedagoga Josefina Aldecoa (1926-2011) acerca del modelo de educación universitaria al que debemos aspirar “Educad para la convivencia. Educad para adquirir conciencia de la justicia. Educad en la igualdad para que no se pierda un solo talento por falta de oportunidades“.
Juan Antonio Marchal Corrales
Catedrático de Universidad
Departamento de Anatomía y Embriología Humana
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